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La historia de Wayne


Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que más de 100 millones de estadounidenses padecen diabetes o prediabetes. Wayne Ramsey de Big Lake quiere asegurarse de no formar parte de esas estadísticas.

Wayne en su jardínRamsey es el primero en admitir que tenía malos hábitos alimenticios, no hacía mucho ejercicio, levantaba mucho peso para su estatura de 6 pies y 4 pulgadas y tomaba dos litros de Coca-cola light al día. Estas circunstancias, combinadas con antecedentes familiares de diabetes, lo pusieron en riesgo de desarrollar la enfermedad crónica. 

Hace cuatro años, Ramsey estuvo "tan cerca como podría ser posible de ser diabético" cuando salió del consultorio de un médico donde le dijeron que tenía prediabetes. Su nivel de azúcar en ayunas era de 162 (muy por encima de los valores normales de 100 a 125) y su hemoglobina A1c era del 6.2 por ciento (por encima de los valores normales de 5.7 %), lo que lo situaba muy cerca del límite de la diabetes.

"No quiero saber nada con tener diabetes. La diabetes mata a muchas personas", comentó Ramsey. "He visto de cerca lo que hace la diabetes y no es nada bueno. Me ofrecieron una segunda oportunidad, y no la dejé pasar".

Ramsey usó esas novedades como un llamado de atención. Se inscribió en el programa Diabetes Education Program en Skagit Regional Health y comenzó a seguir las recomendaciones de los nutricionistas de comer alimentos saludables, hacer más ejercicio y dejar de tomar bebidas dietéticas. Tras seguir sus recomendaciones, empezó a notar resultados.

"Me dieron esperanza de inmediato", agregó. "Presto atención a todo lo que me dicen. Siempre responden mis preguntas. Como paciente que se preocupa por su salud, eso es muy importante para mí".

Cuatro años después, el profesor de agricultura de Sedro-Woolley High School de 60 años ha perdido 50 libras, su nivel de azúcar en sangre es 125-126 y la A1c está en 5.5, dentro de los parámetros normales.

Ramsey se esforzó mucho para cambiar estos valores.

"Sé que tengo la posibilidad de evitar la diabetes, así que me esfuerzo mucho", contó. "Si dejo de cuidarme, puedo llegar a un punto en que no podré controlarla".

Wayne ejercitándose en el gimnasioEl programa de actividad física de Ramsey es impresionante. Su plan incluye tenis, natación, subir colinas, cortar madera, hacer caminatas después de cada comida y entrenamientos en el gimnasio. En el gimnasio de Riverside Health Club, sus sesiones incluyen 450 abdominales, 15 dominadas, 45 flexiones, 45 aperturas de pecho y una hora de natación antes de ir a la sala de vapor.

Aprender sobre alimentación, ejercicio y prevención ha sido clave y Ramsey disfruta trabajar con la nutricionista registrada Christina Sackman que imparte clases en Skagit Regional Health y ofrece apoyo a los pacientes.

"Enseñamos los principios básicos de la nutrición y le recordamos a los pacientes por qué debemos comer más vegetales y cómo hacerlo", dijo Sackman. "Una dieta para diabetes se trata más que nada de controlar las porciones. Se trata de comer más vegetales y menos hidratos de carbono, y controlar esas porciones: ese es el mayor problema".

Sackman dijo que disfrutó la oportunidad de trabajar con Ramsey, de quien dice que es una inspiración para ella.

"Me alienta a seguir, solo porque le encanta recibir la información. Es renovador", admitió. "Todo es cuestión del paciente. Incluso si solo intentan un pequeño cambio, un paso hacia un estilo de vida más saludable, esos pequeños cambios se van acumulando".

Ramsey sabe muy bien que esto es así.

"Cuando salí del consultorio de ese médico hace más de cuatro años sentí que mi vida había terminado", confiesa. "Pero este hospital, esta clínica, estas personas y asesores, son como un regalo. Me dieron esperanza".