Cuidado total

La historia de Kindra


La atención que Kindra O'Neill recibió de Skagit Regional Health cuando era joven fue la base que le permitió convertirse en madre. Los médicos que reconocieron la importancia de un diagnóstico temprano e integral que le garantizara la salud para poder convertirse en madre benefició no solo su salud física, sino también su salud mental.



La primera vez que la residente de Sedro-Wooley Kindra O'Neill visitó Skagit Regional Health tenía solo 22 años. Después de un examen de papanicolaou con un resultado irregular, su primer instinto fue pensar lo peor. Sin embargo, después de un control exhaustivo, sus proveedores pudieron establecer su referencia particular en términos de salud. "Después de alrededor de un año ya me sentía normal y me decían que estaba bien y que todo estaría bien. No había nada de qué preocuparse", dijo O'Neill. Se sentía reconfortada con proveedores que conocían sus antecedentes médicos particulares y habían delineado el nivel de atención que necesitaría en el futuro.

Salud de la Mujer de Skagit Regional Health - Historias de pacientes

La atención que recibió apenas pasados los 20 años propició una relación de confianza que le permitió atravesar cada instancia del camino. Cuando ella y su esposo, Sean, se casaron en septiembre de 2015, sabían que querían una familia, pero no inmediatamente. Habían decidido que disfrutarían su primer año de matrimonio antes de tener hijos.

Planificar el camino de la concepción y el embarazo puede ser impredecible. "Desde el principio, mi embarazo fue una gran sorpresa", recuerda O'Neill. Habiendo usado inyecciones de hormonas durante seis años para evitar quedar embarazada, sabía que su sistema hormonal podría demorar hasta un año en normalizarse. Cuando no pudo acudir a su cita programada para recibir su inyección, ella y su esposo decidieron no preocuparse. "Bueno, ese diciembre, un par de meses después de habernos casado, no me sentía del todo bien", recuerda. Cuando finalmente acudió a la clínica de Salud de la Mujer de Skagit Regional Health ya estaba empezando su segundo trimestre.

Al descubrir que hacía más de tres meses que estaba embarazada, los O'Neill se plantearon muchas situaciones hipotéticas. Volver a la clínica de Salud de la Mujer para su atención obstétrica fue reconfortante y tranquilizador. "Pudieron darme seguridad con todas mis dudas y además ver a los médicos que ya me habían atendido por mi estudio de Pap irregular facilitó un poco las cosas", dice.

Tener un equipo de médicos que se complementaban mutuamente también era tranquilizador, recuerda O'Neill. "Veía a seis o siete médicos diferentes, así que teníamos más que suficientes consejos para prepararnos", dice. Ni importaba con qué proveedor se encontraba, le daban el nivel de confianza y seguridad que necesitaba para aliviar su preocupación.

Salud de la Mujer de Skagit Regional Health - Historias de pacientes

Después de un embarazo normal, una bebé pasada de término preparó el camino para lo que sería un trabajo de parto prolongado. La indujeron a las 6:30 a. m., pero la niña no nació hasta casi medianoche. Después de 17 horas nació Evelyn, la hija de los O'Neill. Sin embargo, con una madre de contextura pequeña, nadie esperaba que pesara 10 libras. "Todo el personal de enfermería se sorprendía cuando les contaba la historia de cuando Sean tuvo que volver a casa a buscar ropa para un bebé de tres meses porque solo habíamos llevado ropa para un recién nacido", dijo.

Sean O'Neill afirma que uno de los detalles favoritos para él del momento del nacimiento fue cuando la médica a cargo del parto, Ling Liu, tuvo que hacer un esfuerzo con sus brazos debido al peso inesperado de Evelyn. Ese día la Dra. Liu asistió en los partos de tres bebés más grandes, incluida Evelyn, que pesaron 9, 10 y 11 libras. Recuerda a los O'Neill: "diría que fue un parto muy feliz y Kindra fue una paciente sana y confiable que nunca faltó a una cita... todo fue muy normal. Eran una pareja feliz y yo estaba feliz de asistir en el parto de su bebé", dijo la Dra. Liu. "Incluso para mí fue una sorpresa. Honestamente no esperaba un bebé de 10 libras".

Para la pareja, los meses que siguieron al nacimiento de Evelyn fueron increíblemente felices y también despertaron más preguntas acerca de la salud y el bienestar mental de O'Neill. Dos a tres meses después del nacimiento de Evelyn, Kindra O'Neill comenzó a sufrir ansiedad y depresión posparto. Como para muchas madres recientes, el desorden hormonal, el cuidado personal, el cuidado del bebé y el cuidado de la casa eran mucha exigencia. Empezó a usar sus días de vacaciones y no podía trabajar un día completo en un trabajo que solía disfrutar. "Realmente me daba miedo porque sabía que no era yo misma, y tuve que pedir ayuda".

O'Neill siempre había sentido que podía "comerse el mundo" según sus propias reglas. Admitir que no podía superar su lucha interna significaba que debía apoyarse en el cuidado en el que había aprendido a confiar. Cada vez que O'Neill recurría a ellos (antes o después del parto), siempre pasaban la llamada a Trisha Halvorsen, MD, OB-GYN.  "Era con quien más cómoda me sentía y sentía que, como la veía más seguido, era más como una amiga que como una médica", explica O'Neill. Para la Dra. Halvorsen también la conexión era así. "Solía venir con su esposo y estaba muy entusiasmada con su embarazo... Tengo la oportunidad, incluso ahora, de verla con su bebé cuando vienen. Siempre fue realmente alegre y feliz y era un placer poder atenderla durante su embarazo", dice la Dr. Halvorsen.

Salud de la Mujer de Skagit Regional Health - Historias de pacientes

Cuando O'Neill habló abiertamente de la depresión posparto con su proveedora, pudo quitar el estigma a lo que sentía y así crear un plan de tratamiento efectivo. "Me daba cuenta de que sufría y eso me angustiaba. No paraba de decirle que hablara de ello con su médico. Finalmente, cuando Kindra empezó a tomar medicamentos, noté que las cosas mejoraban mucho", dice Sean O'Neill. La Dra. Halvorsen concuerda: "la depresión posparto existe, da mucho miedo, es grave y necesita tratamiento. Creo que muchas mamás sienten temor de hablar de ello después del parto, así que siempre intento asegurarme de que no se me pasa algo. Mi objetivo es que mis pacientes tengan todo lo que necesitan en términos de estabilización de su estado de ánimo, de garantizarles todo el apoyo que necesitan, así sea un medicamento o una remisión a terapia o intentar alentarlas para que retomen las actividades que las pueden ayudar a mejorar su estado de ánimo", dice.

Una comunidad de cuidado y aliento puede dar apoyo cuando más lo necesitamos. Desde la enfermera que había terminado su guardia y se acercaba para ver cómo estaba O'Neill después del parto, hasta la enfermera que se sentó en el piso a jugar con Evelyn en su chequeo del año, O'Neill dice que siempre se iba "sintiendo que hacían más por me de lo que en realidad iba a buscar". Continúa: "todo el personal de enfermería que ayudó en el parto de Evelyn les regaló flores a mis padres. Era realmente reconfortante saber que aunque hubiera terminado su turno igual pasaban para ver cómo estaba y preguntarme si necesitaba algo", dice.