Nunca se sintió sola durante el tratamiento

La historia de Rocio


Cuando tenemos una crisis de salud, por lo general llamamos a nuestros familiares directos para que nos den la seguridad de que todo saldrá bien, que podremos recuperarnos. Sin embargo, una cirugía inesperada en otro país, con algunas barreras idiomáticas y sus familiares a miles de millas, puede ser una experiencia aterradora.


Rocía Bradley, una de cuatro hermanas, dejó a su enorme familia hace más de 20 años. Pero en todos esos años nunca había habido un momento en el que la residente de Mount Vernon no extrañara a su mamá, a sus hermanos y a la familia unida que había tenido.

El dolor insoportable que sintió un día en su lado derecho, y que originalmente parecía una apendicitis, la llevó directamente a la sala de emergencias de Skagit Valley Hospital, en Mount Vernon. Estaba asustada y extrañaba la seguridad que solo su madre podía darle. "Es cuando nos enfermamos cuando más extrañamos a la familia", dice Bradley.

Vivir lejos de los seres queridos no era novedad para Bradley. De adolescente viajaba con el "Conjunto Folklórico Magisterial", un grupo de danzas folklóricas patrocinado por el Departamento de Educación de México. Tenía la oportunidad de viajar todos los veranos a diferentes países para ofrecer espectáculos de danzas folklóricas mexicanas. Cuando una lesión en la espalda dio fin a su carrera como bailarina, decidió aplicar sus conocimientos de danza dando clases a niños pequeños. Se dedicó de lleno a sus jóvenes estudiantes y ha orientado su exploración del movimiento y la cultura desde entonces.

Habiendo pasado su infancia en la ciudad de México con una "familia de maestros" y después de haber vivido en Bélgica en su juventud, regresó a casa para iniciar una maestría en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la ciudad de México. Cuando obtuvo su título en Economía, recibió una beca para asistir a la Universidad de California Berkeley y volvió a mudarse para iniciar una nueva vida en California.

Salud de la Mujer de Skagit Regional Health - Historias de pacientes

Poco tiempo después conoció a su esposo, John Bradley, un nativo de Washington nacido en Ballard. Se mudaron al condado de Skagit, donde ella empezó a enseñar a niños de escuela primaria del distrito escolar de Mount Vernon y al mismo tiempo daba clases de inglés como segunda lengua (ESL) para adultos.

La vida pasando y de repente ocurre lo inesperado. Según el esposo de Rocío Bradley, John, supo que algo muy malo le pasaba a su esposa cuando recibió una llamada de la sala de emergencias. "Recuerdo que recibí esa llamada y salí corriendo del trabajo", dice. Lo que comenzó como un dolor misterioso en su lado derecho desembocó rápidamente en su hospitalización en Skagit Valley Hospital, varios exámenes de detección y una prueba a cargo de Trisha Halvorsen, MD, especialista en obstetricia y ginecología.

La Dra. Halvorsen pudo detectar un quiste fibroso en un ovario y una lesión grande de una cirugía anterior, y decidió que era necesario hacerle una histerectomía a Bradley.

Con su acento bien marcado, Bradley se mostraba preocupada y nerviosa por cómo sería tratada, comprendida y cuidada. La Dra. Halvorsen resalta: "intento hacer mi mayor esfuerzo para comunicarme claramente con todas mis pacientes, así hablen inglés o no, observando su lenguaje corporal, hablando lentamente, estableciendo contacto visual y analizando para darme cuenta de si me entienden o no".

En el caso de Bradley, su médica estableció una comunicación franca y se aseguró de que entendiera sus opciones quirúrgicas y no quirúrgicas, al tiempo que le explicaba su afección en términos que pudiera reconocer. "Mi objetivo siempre es que los pacientes no solo entiendan su diagnóstico, sino que también elijan su plan de tratamiento para que sean quienes están a cargo de su salud ginecológica", dice la Dra. Halvorsen.

La capacidad de su proveedora de amplificar una conexión humana con su paciente y reducir sus temores ayudó a que Bradley se sintiera cómoda a la hora de tomar una decisión importante para la salud y al mismo tiempo preservar su dignidad. Bradley dice que su médica se ocupó de darle la seguridad que necesitaba, mientras que el personal de enfermería y el resto del personal oficiaron de los parientes suplentes que tanto necesitaba. "El personal de enfermería se convirtió en la familia que no tenía aquí", dijo.

En casa, el esposo de Bradley se tomó una licencia en el trabajo por dos semanas para cuidar a su esposa en el posoperatorio. Aunque pudo ayudarla a recuperarse de su histerectomía y reconfortarla, igual solía verla mirar fijo por la ventana durante horas. Cuando se comunicaba con su familia en México, Bradley no compartía detalles de su enfermedad y restaba importancia a su sensación de soledad. "Les decía que estaba todo bien, porque ¿de qué servía preocupar a mi madre de 83 años que de todas maneras no podía viajar tan lejos?", dice.

Tomar conciencia de que todos sus parientes estaban demasiado lejos como para reconfortarla físicamente durante el tiempo del diagnóstico y la recuperación aumentó su sensación de aislamiento. Con su esposo de 20 años a su lado, Rocío dice que igual sentía la gran distancia que la separaba de sus raíces y extrañaba la mano reconfortante de su madre.

Desde el momento en que llegó a la sala de emergencias, el dolor físico y el aislamiento se convirtieron en alivio. La Dra. Halvorsen pudo asistir a Bradley y ofrecerle opciones para un futuro de salud. "Y cuando una encuentra a alguien que puede... sostenerle la mano, que la ayuda a transitar caminos difíciles, eso la hace sentir más fuerte y olvidar el temor... Así es como me hizo sentir la doctora", dice Bradley.

Hubo otros pequeños gestos compasivos que afirmaron la confianza en la atención médica de Skagit Regional Health. Habiendo vivido en otros países extranjeros, no sabía que esperar al ser admitida en su hospital local. Pronto descubrió que Skagit Regional Health era un refugio confortable diferente de todo lo que había conocido en el extranjero. Antes, durante y después de su procedimiento, Bradley se maravilló con la atención y el cuidado personalizado que recibía. No hubo ningún momento en que no hablar inglés como lengua materna fuera un impedimento. La Dra. Halvorsen y otros integrantes del personal le hablaban de manera constante de una forma que no solo entendía, sino que además agradecía. Dice que se sintió aliviada al sentir la calma de un ámbito de atención médica en el que todos eran amigables y compasivos. "Estas personas... su corazón está donde debe estar. No están aquí solo por el salario, están aquí porque realmente quieren ayudar", dice.

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Cuando los proveedores hacen todo lo que está a su alcance y más, se abre el camino para una sanación excelente. Después de salir de la anestesia, Bradley se sentía mareada, le dolía la cabeza y no tenía apetito. Uno de los enfermeros le llevó comida y cuando le dijo que no podía comer, volvió con una gelatina. Cuando finalmente recuperó el apetito en medio de la noche, una de las enfermeras compartió con ella algunas de las galletas que había comprado para su almuerzo y le llevó una 7 Up, gestos que le recordaron a su propia madre y a lo que habría hecho de haber estado allí. "Todas las personas de allí estaban dispuestas a traerme lo que necesitara. Era como estar con mi familia", recuerda. Después del procedimiento, cuenta Bradley: "ni siquiera necesité llorar, porque no había motivo. Me sentía entre amigos".

Después de 20 años enseñando danza, ESL, tecnología y cultura mexicana en Skagit Valley, ahora Bradley está pensando en una segunda generación: los hijos de algunos de sus primeros estudiantes, justo cuando llegó a Mount Vernon, su comunidad.  A lo largo de los años lo que le dio alegría fue la conexión con sus estudiantes pequeños, verlos crecer. "Me encanta estar con niños, me disfrazo para mis niños (durante las celebraciones), juego con mis estudiantes, me encanta verlos aprender", añade.

Para su enorme alivio, también descubrió el sentido de comunidad, familia y pertenencia gracias a los cuidados que recibió en Skagit Regional Health. Bradley concluye: "haber podido tener una médica que me hizo sentir cómoda y todo el personal de enfermería que me cuidaba como si fueran familia, fue una experiencia tan linda. Ya no daba miedo, ¿sabe? Tuve suerte. Encontré una familia donde más la necesitaba".